Que la mudanza no paralice tu negocio
Artículo revisado por el Comité
Un traslado personal y el de un negocio no son lo mismo. El éxito de este último implica una transición sin problemas al nuevo espacio, sin un tiempo de inactividad o pérdida de negocio que resulte costoso a la empresa y ajustándose al presupuesto pactado.
La primera garantía de que la mudanza de nuestra compañía va a funcionar es el acierto en la elección de la empresa que va a hacerse cargo de ella. Elijamos una especializada en el ramo de traslados de oficinas. Una buena comenzará por enviar un técnico que hará un estudio del local actual y el nuevo para evaluar nuestras necesidades. Por nuestra parte, nos ocuparemos de que la planificación se lleve a cabo con tiempo suficiente. Informaremos a los empleados y haremos que cada uno se responsabilice de los objetos de su puesto de trabajo y personales. Hay que preparar también todo el papeleo relativo a permisos administrativos, horarios de la mudanza y toma de precauciones ante posibles desperfectos en cualquier ubicación.
Un responsable de nuestra firma y un consultor de la empresa que contratemos definirán la estrategia óptima de mudanza, organizando el calendario y el horario perfecto para no interferir en nuestra actividad y se propondrá un presupuesto. Se ocuparán del etiquetado y embalaje adecuado para cada elemento de mobiliario. En su equipo contarán con todos los profesionales (carpinteros, electricistas, cerrajeros...) necesarios para asegurar su trabajo sin retrasos.
Una idea muy interesante es que hagamos un inventario al detalle de lo que vamos a trasladar para poder confirmar que todo acaba en su destino. No estaría de más realizar fotografías para comprobar estado en el que llegan. También es importante analizar el plano del nuevo local para estudiar con precisión el emplazamiento del mobiliario y comprobar que tenemos sitio para todo (podemos ahorrar costes evitando trasladar lo que no encaje en el nuevo lugar).