¿Cómo mitigar la ansiedad de la mudanza?
Artículo revisado por el Comité
Una mudanza puede generar estrés, ansiedad y momentos de nerviosismo. Una buena planificación es fundamental para reducir la posibilidad de padecer estos síntomas.
Una mudanza causa estrés, cansancio, ansiedad… En algunas ocasiones, es tal la saturación emocional que supone un traslado que puede acabar en depresión. ¿Cómo mitigar estos problemas?
Un cambio de domicilio conlleva muchos quebraderos de cabeza que pueden desembocar en episodios de estrés y ansiedad graves. Los motivos son muchos, desde un cambio de ciudad a la organización de la propia mudanza en sí. También, puede estar influenciado por la nueva situación que se produce con el traslado (lengua nueva, amigos nuevos, trabajo nuevo…), el hecho de estar alejado de la familia, la propia logística del traslado, etc.
Todos estos cambios favorecen en nuestro ya agitado ritmo de vida situaciones emocionales que, si no se vigilan, pueden incluso desembocar en depresión. De ahí que sea importante tratar de mitigar en todo lo posible los efectos psicológicos que toda mudanza entraña. ¿Cómo lo conseguimos?
Ante todo, planificación
Una mudanza es, de por sí, una tarea agotadora y tediosa; si además la llevamos a cabo de manera desorganizada y lo dejamos todo para última hora, puede convertirse en una auténtica pesadilla. Como siempre decimos, la planificación es esencial para que todo salga bien y, además, ayuda a reducir el agobio y el estrés que pueden ocasionarse como consecuencia de dejar todo para el final.
Si la hemos organizado con tiempo suficiente (empaquetando poco a poco los enseres, etiquetando las cajas, distribuyendo los muebles en la nueva casa…), lo tendremos todo bajo control y, aunque nos invadan ciertos temores ante lo nuevo o ante la posibilidad que haya algún percance, estos nervios serán menos intensos que si lo dejamos todo a la improvisación.
Despídete de tu antigua casa
Cuando has vivido durante mucho tiempo en una casa, el cambio de domicilio puede generar tristeza por el abandono. Solemos asociar nuestra casa a sensaciones, recuerdos y emociones: seguridad, tranquilidad, pertenencia, infancia, nacimientos… Por ello, muchas personas sufren una especie de vacío cuando se trasladan de vivienda, vacío que genera más ansiedad si cabe. Una buena idea puede ser dejar unos días de margen para el duelo por el cambio de casa, para despedirnos de nuestra antigua vivienda. Muchos son los recuerdos generados allí, por eso es importante disponer de un espacio de tiempo previo antes de abandonar totalmente la casa.
Conoce tu nuevo domicilio
Antes de la mudanza es recomendable pasear por el barrio nuevo al que nos mudaremos, o trasladarnos durante unos días a la ciudad a la que nos iremos a vivir. Comprar, hablar con los nuevos vecinos, conocer el entorno… Aunque a priori puedan parecer actos sin importancia, el hecho de saber cómo será nuestra nueva vida ayuda a reducir el estrés y la ansiedad por el traslado, sobre todo si este se produce a otra ciudad o a otro país.
Toda la documentación, en regla
Mientras organizamos la mudanza es menester que vayamos informándonos de todos los trámites que necesitaremos para la mudanza (permisos, seguros…), así como de aquellos otros de carácter personal que tendremos que modificar (DNI, altas de suministros, permiso de conducir, seguros, etc.) o solicitar (pasaporte, visado especial, homologación de permiso de circulación…).
De este modo, minimizaremos las posibilidades de que algo se nos olvide y, con ello, reduciremos la posibilidad de que se produzcan momentos de estrés, nervios o ansiedad.