Mudarse sólo con lo indispensable
Artículo revisado por el Comité
Realizar una mudanza puede ser un proceso complicado, sobre todo por la cantidad de objetos que a veces hay que empaquetar y desplazar. Pero precisamente este hecho puede aprovecharse para desprenderse de elementos que se han ido acumulando y que, a veces, suponen auténticos quebraderos de cabeza.
Una mudanza puede ser un buen momento para deshacerse de todas las cosas que se han ido acumulando durante el tiempo. Aunque este hecho también puede suponer grandes quebraderos de cabeza por no saber exactamente qué muebles y enseres se van a querer –y poder- trasladar a la nueva vivienda.
Muchos de estos objetos pueden tener una carga emocional importante pero uno puede verse obligado a tener que deshacerse de ellos, por ejemplo, porque no haya espacio suficiente en el nuevo destino. En estos casos, se suele buscar el mejor final, o bien intentando regalarlos a algún conocido que pueda hacer un buen uso de ellos, o bien donándolos a alguna asociación o empresa para la que también sea útil.
Otra opción, en caso de que se trate además de muebles o enseres con cierto valor material, es informarse para venderlos como muebles antiguos. Si el valor no es tan elevado como para ser considerado una antigüedad, igualmente se pueden ofrecer en el mercado de segunda mano para intentar obtener algún beneficio de ellos.
Si los enseres que no se quieren llegar a trasladar en el camión de mudanzas son libros, las posibilidades son diversas. Por una parte, conviene informarse de si puede recogerlos alguna biblioteca o entidad cultural –normalmente sólo lo hacen las de carácter privado- y cuántos pueden llegar a admitir. También cabe la posibilidad de esperar a que se realice alguna campaña concreta de recogida –de libros de texto o de todo tipo de obras- que suelen tener un fin solidario.
También se puede acudir a internet para buscar espacios donde practicar bookcrossing, un movimiento que consiste en dejar libros en lugares públicos concretos para que otros aficionados puedan leerlos y volver a dejarlos en el mismo sitio donde se los encontraron o en otras ubicaciones.
Por último, si se quiere aprovechar la mudanza para, de paso, renovar el vestuario, la ropa que se descarte puede ir a ong’s o centros donde la recojan para venderla posteriormente en tiendas de segunda mano. Igualmente, siempre se puede acudir a familiares y amigos que puedan estar interesados en reutilizarla de alguna forma y darle un nuevo uso a todas esas prendas.
Foto: Transportes Atlantis